Operación Chamartin

La nueva entrega de la operación Chamartín llega como una estrategia electoral. Un mes después de asegurar por diferentes vías que la aprobación del proyecto era inviable por falta de tiempo, la Comunidad de Madrid ha cambiado radicalmente su discurso y, a solo una semana del 26-M, ha enviado al Ayuntamiento de la capital el informe de evaluación medioambiental que faltaba para tramitar la modificación del Plan General y desbloquear el proyecto. La maniobra dePedro Rollán, presidente regional en funciones, deja a Manuela Carmena en una situación comprometida, obligada a elegir entre impulsar Madrid Nuevo Norte o ceder ante una de las líneas rojas de sus ediles más críticos, ahora en Madrid en Pie, y del electorado más a la izquierda.

«Este, que va a ser el proyecto de mayor envergadura urbanísticamente hablando de la próxima década no sólo de Madrid, sino de toda Europa, hay que hacerlo con las garantías jurídicas y legales oportunas», explicó Rollán hace semanas, firme en la posición de que el plan volvería a la casilla de salida «sin lugar a dudas», habida cuenta de que no podían estudiar el informe, de unos 14.000 folios.

Sin embargo, cuando restan días para las elecciones, Rollán se desdice y aventura que sí es posible: «Somos un gobierno responsable, que permite y facilita que el Ayuntamiento ahora sea el que lleve a cabo el Pleno para que tenga lugar la aprobación». La única condición del Ejecutivo –informa El Mundo– es que quede claro quién costeará algunas actuaciones, como las relacionadas con el Canal de Isabel II o las nuevas estaciones de Metro, para que no repercuta en las arcas públicas.

Problemas técnicos

El inesperado giro no hace sino confirmar lo que algunos de los implicados en la operación consideraban la clave del bloqueo: la falta de voluntad política. No obstante, la jugada de descargar ahora toda la responsabilidad en el Gobierno de Carmena esconde importantes aristas; muchas de ellas políticas, pero también técnicas.

A pesar de que el Ayuntamiento de la capital ha reiterado en las últimas semanas que podría convocar un pleno extraordinario, lo cierto es que ya no está tan claro. La propia alcaldesa fue quien deslizó ayer que será imposible: « Con las fechas en la mano me parece que no es posible, pero ojalá». Rollán detalló que el Consistorio «ya está perfectamente informado» y que dispondrá de toda la documentación a primera hora de la mañana.

Pero más allá de los inconvenientes de convocar un pleno extraordinario en la misma semana de las elecciones, la estrategia de la Comunidad pone en un brete a Carmena. En el caso de queMadrid Nuevo Norte llegara a Cibeles, la regidora tendría que lidiar en varios frentes. Uno de ellos es el del PSOE, que ya ha dejado claro en más de una ocasión que es partidario de modificar la operación tal y como está planteada ahora, que prevé construir 10.500 viviendas –2.100 protegidas–, zonas verdes, tres rascacielos y un gran centro de negocios.

Fuentes socialistas detallaron a este diario que el «triple salto» de Rollán les ha sorprendido, además de recelar de si es posible programar la sesión, de la que no hay ningún precedente. Tampoco se han planteado aún si, llegado el caso, apoyarían la aprobación.

Electorado de izquierda

Pero el principal problema de Carmena está a su izquierda. A tenor de las encuestas, la necesidad de aglutinar el voto será una de las claves del 26-M e impulsar Chamartín va en su contra en ese sentido. Madrid en Pie, que no entrará en Cibeles según el último sondeo de ABC, considera el plan un «pelotazo» para los bancos y lo ubica como una de sus líneas rojas. Si Carmena lleva el proyecto al Pleno tendrá que asumir que sus ediles más críticos, como Carlos Sánchez Mato, Rommy Arce o Pablo Carmena, estarán en su contra, pero también que el votante más a la izquierda, aún indeciso, se decantará por ellos y no por Más Madrid.

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